Se requieren ideas frescas que busquen el desarrollo de la nación
David A. Rondón
La conflictividad política cansa al pueblo y en algún momento tendrá que llegar la reconciliación nacional, así de tajante es la apreciación de Enrique Aristeguieta Gramcko, carabobeño miembro de la Junta Patriótica que se instaló tras el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, pero que en la actualidad, aseguró, se mantiene firme para evitar que un régimen acabe con la república por la que tantos años luchó.
La visión de un país en teoría irreconciliable pasa por la renovación de los partidos políticos y de la dirigencia, pues los jóvenes son quienes más tienen la fortaleza de elegir su futuro. “En 1958 pertenecía a la juventud copeyana y nuestra militancia era tan importante que por eso fui parte de la Junta de Gobierno. Siempre será importante renovar las filas y escuchar a la juventud”, sostuvo.
Lo primero en reconocer Aristeguieta Gramcko es que durante los más de 40 años de la alternancia en el poder entre Acción Democrática y Copei, hubo algunos errores y personajes que se beneficiaron con actos de corrupción, pero matizó que nunca se buscó destruir, sembrar odio político, social ni de clases.
Crítico de la gestión del presidente Chávez, el abogado está abiertamente en contra de la injerencia cubana en los organismos del Estado, así como en las políticas llevadas a cabo durante los últimos años.
– ¿Por qué considera negativas las políticas del Gobierno?
– Este régimen vino a destruir lo que otros gobiernos construyeron, en parte por cuestiones que atañen a la personalidad del Presidente, a su desequilibrio emocional y psicológico. Una variable es que están destruyendo la infraestructura económica del país, pues al intentar implementar un sistema marxista-leninista, buscan acabar con la industria privada y sustituirla por la propiedad del Estado, de los medios de producción, con el consiguiente fracaso porque todos sabemos que eso fue lo que le ocurrió al comunismo. El país se ha empobrecido y tenemos que importar prácticamente la mayoría de los alimentos que se consumen.
– El Gobierno basa su estrategia en las políticas sociales.
– Las políticas sociales siempre han estado. Después de 1958, durante los 15 primeros años de democracia, equivalentes a estos mismos 14 años del chavismo, se crearon muchas más obras de todo tipo y con un petróleo a dos dólares el barril. Los partidos que se alternaron en el poder durante todos esos años tenían un proyecto político bastante parecido, que se fue cumpliendo poco a poco, que incluyó desde la escolarización hasta la nacionalización del hierro y el petróleo, entre otras cosas.
– En 1958 un movimiento cívico militar derrocó a Pérez Jiménez, ¿qué le parece el papel de la Fuerza Armada al considerarse chavistas?
– El Presidente ha incurrido en un grave error de involucrar a las Fuerzas Armadas en su Gobierno. Pérez Jiménez casi no tuvo ministros militares, ni gobernadores, pues la represión la ejercía la policía política, la Seguridad Nacional y en días como el 21 de enero de 1958 fue la policía de Caracas la que masacró al pueblo. Pero la Fuerza Armada permaneció en los cuarteles. No se contaminó con la política. Ahora el Presidente las ha politizado y ellas lamentablemente van a tener que tratar de reivindicarse frente al pueblo en algún momento, porque los atropellos gubernamentales se les achacan en buena parte a miembros de esta institución, aunque también sé que la mayoría está comprometida con ella.
– El 23 de enero el oficialismo llamó a marchar, pero dentro de sus manifestaciones criticaron que a partir de esa fecha nació el Pacto de Puntofijo.
– Sobre ello se han creado demasiadas fantasías. Fue únicamente un pacto de gobernabilidad sobre un programa mínimo de cinco años suscrito por los candidatos presidenciales de 1958 y los partidos que la respaldaban. El pacto se rompió cuando URD se retiró.
La lucha cívica era cierta y a fondo. Hubo alternabilidad republicana genuina y democrática, pero los partidos se fueron desgastando. El proyecto político se fue cumpliendo poco a poco y los partidos no supieron entender el momento histórico que se había producido, por lo que no generaron un proyecto sustituto, además de lo más grave, los viejos dirigentes le cerraron el paso a las nuevas generaciones.
– ¿Será posible superar la polaridad política actual?
– Estamos en un momento crítico y de inflexión. Así el Presidente regrese y mande incapacitado, las cosas definitivamente van a cambiar. Es una lástima que hayamos llegado al modelo del “ordeno y mando”, que han intentado imitar Nicolás Maduro y el propio Diosdado Cabello. Hemos retrocedido pero es posible salir adelante, con ideas frescas, la renovación de los partidos políticos y la batuta de la juventud.
-¿Se puede considerar a un rival político como un enemigo como hoy en día se ven opositores y oficialistas?
Puedo asegurar que conocí a mucha gente en mi carrera política, entre ellos a todos los presidentes de esa época republicana, con distintos grados de amistad con cada uno por supuesto. Me reuní muchísimas veces con Raúl Leoni a quien siempre respeté, así como Rómulo Betancourt, entre otros.
Recuerdo mi amistad con Jaime Lusinchi desde que éramos diputados de la bancada oficialista, AD y Copei, durante la época de la guanábana de Betancourt, posteriormente, con Lusinchi como Presidente, quizá uno de los más cuestionados durante esos años, invitó a la dirección nacional de Copei a Miraflores cuando el partido cumplió 40 años de fundado, con un grupo de personalidades independientes del mundo académico y empresarial. En conclusión, una demostración de que éramos adversarios, pero no enemigos.
Las luchas políticas siempre serán su bandera
Enrique Aristeguieta Gramcko nació en Puerto Cabello en 1933, durante pleno mandato del general Juan Vicente Gómez. Su familia siempre estuvo arraigada a la política y fueron víctimas de persecuciones y asesinatos por contrariar al Gobierno. Su padre, Jesús “Chúo” Aristeguieta, varias veces participó en intentonas para derrocar el gobierno de Gómez, “fracasadas todas ”, señaló, mientras narra las experiencias de su progenitor con una sonrisa en el rostro. El recuerdo más remoto de su memoria fueron las manifestaciones callejeras en Puerto Cabello, durante las celebraciones por el ascenso al poder de López Contreras. Posteriormente su padre fue director de la Penitenciaría General de Venezuela, que funcionaba en el castillo Libertador de la ciudad carabobeña. Sus padres y tíos eran medinistas, porque dos tíos eran compañeros de promoción de la academia militar de Isaías Medina. Luego se exiliaron fuera del país para combatir a Gómez. Cuando Isaías Medina fue presidente también tomó en cuenta a su padre. El último cargo que éste tuvo fue en la Aduana de Puerto Sucre, en Cumaná. Ya a mediados de los años 40 escuchaba de política. Aunque no había televisión, en las tertulias nocturnas se conversaba sobre temas nacionales e internacionales, con el tapete de la Segunda Guerra Mundial e impulsados por su abuela, viuda de un alemán pero ferozmente partidaria de los aliados y en contra de Hitler y su régimen. El partido socialcristiano Copei se fundó en 1946 y dos años después Aristeguieta Gramcko se inscribió en la Juventud Copeyana. De hecho todavía mantiene consigo la ficha que firmó. Recuerda que los copeyanos fueron tildados como reaccionarios durante el primer gobierno de AD, mientras que el primer mitin de Rafael Caldera tanto en Puerto Cabello como en Caracas hubo un importante número de heridos. Con la llegada de Pérez Jiménez continuó en Copei y luego de tantas luchas lograron derrocarlo. Acotó que en 1958 los partidos estaban desmantelados y los jóvenes tuvieron que asumir muchas veces las decisiones que no podían las autoridades máximas de los partidos.Tras graduarse de abogado y finalizada la década perezjimenista, fue parlamentario al Congreso Nacional y Embajador itinerante en la Cancillería para el área del Caribe/Centroamérica. Durante los tres primeros años del gobierno de Luis Herrera Campins fue viceministro de Relaciones Interiores. Fue además director de Registro del Consejo Supremo Electoral. Aristeguieta Gramcko, lúcido y con firmeza, cumplirá 80 años este 2013, pero sentenció que se mantiene con fuerzas para seguir batallando por todos los ideales políticos que caracterizaron su vida.