«El 23 de enero es el modelo a seguir hoy»: Aristeguieta Gramcko
Palabras de Enrique Aristeguieta Gramcko en el foro “Poder Ciudadano y la Democracia de Hoy”, realizado el pasado 26 de enero, el cual contó con la presencia de los expresidentes Andrés Pastrana, Sebastián Piñera y Felipe Calderón.
Antes que nada, quiero agradecer profundamente el homenaje que recibimos hoy en éste tan importante acto y también manifestar el orgullo que siento por haber sido escogido para representar a todos cuantos lucharon con valentía para derrocar la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
El 23 de enero de 1958 no es solo una fecha histórica, o un recuerdo nostálgico de algo que ocurrió en un lejano pasado, no. El 23 de enero es un acontecimiento que está vivo, que tiene hoy plena vigencia, porque es justamente el modelo que necesitamos actualmente para poner fin a esta dictadura.
El 23 de enero fue –en pocas palabras– una acción legítima del pueblo venezolano en las calles, que contó con el respaldo institucional de las Fuerzas Armadas, luego de haberse frustrado el camino electoral con la convocatoria a un plebiscito fraudulento. Una vez logrado el primer objetivo, el derrocamiento de la dictadura, se procedió a dar un segundo paso que fue la designación de un gobierno de transición, que dio origen a cuatro décadas de estabilidad democrática, con sus errores y omisiones, pero también con sus logros y aciertos.
Actualmente confrontamos una situación semejante a la de 1957. Una y otra vez hemos intentado lograr un cambio a través de la vía electoral, pero nuestras esperanzas se han estrellado contra un sistema electoral plagado de vicios, frente al cual la mayoría del electorado siente una profunda desconfianza, y todo eso ocurre en momentos en los cuales el país se encuentra sumido en una crisis sistémica que no admite más dilaciones. Es por eso que consideramos imperativo pedir la renuncia de Nicolás Maduro cuyo gobierno luce en fase terminal, para dar paso a un gobierno de transición que en el plazo más breve posible depure los espurios Poderes Públicos, dé inicio a la estabilización económica y convoque unos comicios limpios y transparentes, que den paso a un gobierno legítimo.
El 23 de enero fue, en consecuencia, un ejemplo admirable de patriotismo, con una asombrosa sintonía entre la sociedad civil y las FFAA. Es por primera vez en nuestra historia, que el pueblo en la calle, sin distingos de clases sociales ni de tendencias políticas, en una insuperable sincronización con las FFAA institucionales, coinciden y logran poner fin a una dictadura con el objetivo preconcebido de dar paso a la libertad y a la institucionalidad democrática.
Por eso podemos y debemos exigirles públicamente –sin complejos y sin tabúes– que cumplan con su juramento de defender nuestra soberanía, y que honren su deber constitucional de salvaguardar la democracia, las libertades y los derechos humanos. Y eso comienza por no permitir que se les use en beneficio de un gobierno ilegítimo y agonizante, para reprimir las legítimas protestas pacíficas de los ciudadanos.
Finalizo mis palabras recordando la exhortación que el Papa Juan Pablo II hizo a nuestro pueblo en su visita a Venezuela: “¡No tengan miedo!”