Venezuela Soberana responde a Rafael Poleo
El pasado 7 de noviembre, un grupo prominente de venezolanos propuso la conformación de un Gran Movimiento Nacional de Opinión, con el objetivo de exigir la renuncia de Nicolás Maduro y de todo su equipo de gobierno, así como la salida de los agentes cubanos de Venezuela.
En respuesta, el veterano periodista Rafael Poleo publicó una columna el 17 de noviembre, expresando que la renuncia de Maduro «liberaría los demonios», provocaría un «caos», generaría una «guerra civil», y «entraríamos en un proceso semejante al actual del Medio Oriente».
Según Poleo, «no tenemos unas Fuerzas Armadas institucionales y orgánicas que asuman la responsabilidad de imponer el orden» frente a los miles de colectivos armados, y que sean capaces de «llamar a los venezolanos a la reconciliación para reconstruir el país».
Finalmente, Poleo propone como alternativa que, en lugar de renunciar, sea el propio Maduro quien convoque a un «Gran Acuerdo Nacional» que «emprenda la reconstrucción del país».
Sobre el particular, lo primero que debemos decir, es que no entendemos el por qué del planteamiento de Poleo, pues él más que nadie sabe perfectamente que Maduro no puede, ni quiere, ni se le va a permitir, actuar como sugiere el mencionado periodista. Él conoce sobradamente que Maduro carece en forma absoluta de autonomía de acción y que sigue instrucciones del régimen cubano; sabe también claramente que los hermanos Castro no desean un «Gran Acuerdo Nacional» en Venezuela, ni quieren evitar la destrucción de nuestro país, porque solo les interesa seguir exprimiendo nuestros recursos. En caso de haber grupos conscientes dentro del PSUV, como sugiere Poleo, deberían también demostrarlo, exigiendo ellos mismos la renuncia de Maduro.
Poleo teme que se «desaten los demonios», pero eso es precisamente lo que ocurrirá, no por la renuncia de Maduro, sino por su permanencia en el poder; ya que la causa de que esos demonios existan es justamente el modelo cubano que Maduro se empeña en imponer.
En cuanto a nuestras Fuerzas Armadas, ciertamente están disminuidas y desfiguradas, debido a la operación cubana que se ha llevado a cabo para destruirlas, pero tenemos la certeza de que todavía queda una importante reserva.
Sin duda, existe un grupo considerable de altos oficiales enchufados que disfrutan los beneficios del poder y que son los cómplices de la traición a la patria y la consecuente debacle nacional, pero la mayoría de los militares vive y sufre las mismas calamidades que todos nosotros. Ellos nos acompañarán si el país entero exige la renuncia de Maduro y, con el apoyo de la sociedad civil, pondrán en cintura a los grupos irregulares armados.
Por otra parte, bajo ninguna circunstancia puede compararse nuestra realidad con la que vive el Medio Oriente. Los venezolanos compartimos ciertos valores universales propios de la cultura occidental. Somos partidarios de la democracia y de la libertad, y estamos comprometidos con la defensa de la vida y demás derechos humanos. Lo que está descalabrando nuestra patria es la receta castro-comunista cubana; sólo liberándonos de ella podrá haber paz, concordia, desarrollo y progreso.
Nunca antes como ahora fueron tan oportunas las palabras del Papa Juan Pablo II a los venezolanos: «No tengáis miedo». No debemos tener miedo de propiciar un cambio y de luchar por la liberación del dominio cubano. Cada día que transcurra sin que lo logremos, contribuirá a acelerar el hundimiento del país y hará más difícil su rescate y reconstrucción