Algunas reflexiones sobre el reciente proceso electoral del 08Dic.
Nuevamente, la dirigencia opositora, encabezada por la MUD, nos han inducido y llevado a participar en un proceso electoral fraudulento, en condiciones impuestas por el régimen, plagado de abusos, ventajismos y atropellos de toda índole como nunca antes lo habíamos sufrido.
Estos procesos electorales no significan ni significarán otra cosa, que una seguidilla interminable de derrotas, desencantos y frustraciones iniciadas en el pasado, entremezcladas luego con victorias dudosas, inciertas, poco claras y sin contundencia y que el régimen distorsiona a su antojo con la complicidad de unos cuantos dirigentes opositores, para mantenernos en una falsa esperanza y entusiasmados hacia el futuro, mientras el régimen continua implantando su modelo castro-comunista.
Nuevamente, la actitud elocuentemente sarcástica, burlona, cínica y engañosa de la presidenta del CNE, acompañada de su panda miserable, al presentar el primer boletín, ponen de manifiesto lo que ya se ha dicho y demostrado hasta la saciedad, de que el árbitro electoral no es tal y solo refleja una actitud parcializada, sumisa, entregada y bastarda a los designios e intereses del régimen castro-comunista. Basta señalar el confuso y enrevesado manejo y presentación de las cifras, así como la alusión del «partido MUD» a diferencia de la precisión completa y detallada de las siglas del partido del régimen, ponen de manifiesto, entre otros detalles, lo expresado anteriormente.
Nuevamente, tomando en consideración la abstención así como el supuesto y todavía considerable número de votos (no mayoritario) sufragados en favor del régimen, no se constata aún ni existe la verdadera conciencia en la mayoría de la población, sobre la caracterización del régimen como una revolución de carácter castro-comunista, autoritaria, destructiva, despreciable y atrabiliaria. Sumado a lo anterior nos encontramos con una actitud de buena parte de la dirigencia opositora que actúa como si el escenario de confrontación es similar al de la pasada era democrática y el régimen que se confronta fuese una especie de democracia, un tanto extravagante y rocambolesca, pero que permite una viabilidad, con alternativas que se fundamenten en el diálogo, la reconciliación y la buena voluntad.
Nuevamente, se ha puesto de manifiesto que la salida electoral, de la única forma que funcione es con victorias contundentes, hecho imposible de lograr con el actual árbitro y sistema electoral, ambos corrompidos hasta los tuétanos. Nos encontramos en una suerte de empate, que de acuerdo a la óptica de los números que se aplique puede favorecer a una u otra de las corrientes en pugna, pero en todo caso siempre dentro de un margen estrecho, lo que nos lleva a concluir que la situación existente en el país antes del 08 Dic, sigue siendo la misma y perfilándose con mucho mayor gravedad para el futuro inmediato.
Nuevamente, se evidencia un manejo arreglado de los resultados según las cifras y cómputos dados a conocer oficialmente en los boletines del CNE. Numerosas paradojas lo demuestran a nivel nacional: la victoria asignada al régimen en el Municipio Libertador, que contrasta con las cifras ventajosas en numerosas parroquias en favor de la oposición (Altagracia, San Pedro, San Bernardino, San José, Candelaria, El recreo, El Paraíso) y en el resto del área metropolitana y la alcaldía mayor, hacen muy poco creíble la victoria asignada. La derrota en la alcaldía de Barinas (tierra natal del fallecido mandón y en el día a su lealtad), así como la derrota en todas las grandes ciudades a nivel nacional, igualmente arrojan dudas sobre la paradoja y poca credibilidad en los resultados dados a conocer en favor del régimen.
Nuevamente, se pone de manifiesto el uso indiscriminado de todo género de recursos en favor de las opciones del régimen, así como la desmedida injerencia y uso de las Fuerzas Armadas, manipuladas por los altos mandos, para intimidar a los opositores y permitir el libre tránsito y presencia de grupos armados en numerosos centros de votación, para infundir temor y exigir, entre otras ventajas, el mantenimiento de los centros de votación abiertos a su antojo y hasta cumplir sus propósitos.
Mientras se desarrollan todos los eventos señalados y asistimos a la puesta en escena de la obra trágica que nos está tocando vivir, el régimen continúa con su marcha indetenible e inexorable en la implantación del modelo castro-comunista.
Mientras se pide la restitución de las funciones y recursos para la Alcaldía Mayor, el régimen designa a su candidato perdedor como ministro para la transformación de Caracas y al resto de los perdedores en otras jurisdicciones son designados en unos «protectorados» o «autoridades únicas de área», con el evidente propósito de anular y hacer imposible la obra de los opositores triunfantes.
Mientras se plantea la necesidad de diálogo y entendimiento, el régimen controla cada vez más a los medios de comunicación, limitando, restringiendo e impidiendo el acceso a los mismos de toda voz disidente, quedando a estas alturas ya escasamente algunos medios impresos (con autocensura), algunas radioemisoras y las redes sociales.
Mientras se espera la participación en la toma de decisiones en aspectos importantes que afectan a la comunidad, como por ejemplo el aumento de la gasolina, el régimen anuncia que convocará a los empresarios y a las comunas ignorando y desconociendo por completo a otras instancias y entes importantes (alcaldías y consejos municipales).
Todo parece indicar pues, que lejos de esperarse un cambio de actitud, apertura o amplitud por parte del régimen, el proceso de cubanización se hará cada día más radical y violento.
Caracas 10 de diciembre 2013
Humberto Maio N.